Las palabras habladas a los discípulos son también para nosotros. El Consolador es tanto nuestro como de ellos. El Espíritu provee la fuerza que sostiene en toda emergencia a las almas que luchan y batallan en medio del odio del mundo y de la comprensión de sus propios fracasos y errores. En la tristeza y la aflicción, cuando la perspectiva parece obscura y el futuro perturbador, y nos sentimos desamparados y solos: estas son las veces cuando, en respuesta a la oración de fe, el Espíritu Santo proporciona consuelo al corazón…
No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión qué es el Espíritu Santo. Cristo nos dice que el Espíritu es el Consolador, “el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre”. Juan 15:26. Se asevera claramente tocante al Espíritu Santo, que en su obra de guiar a los hombres a toda verdad, “no hablará de sí mismo”. Juan 16:13.
La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se la ha revelado. Los hombres de conceptos fantásticos pueden reunir pasajes de las Escrituras y darles interpretación humana; pero la aceptación de esos conceptos no fortalecerá a la iglesia. En cuanto a estos misterios, demasiado profundos para el entendimiento humano, el silencio es oro (Los hechos de los apóstoles, pp. 42, 43).
El Consolador es llamado el “Espíritu de verdad”. Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo somete a sus escogidos a sí mismo
Dios quiere que aun en esta vida las verdades de su Palabra continúen siempre revelándose a su pueblo. Y hay solo un modo para obtener este conocimiento. No podemos llegar a entender la Palabra de Dios sino por la iluminación del Espíritu por el cual fue dada la Palabra. “Las cosas de Dios nadie las conoce, sino el Espíritu de Dios”; “porque el Espíritu escudriña todas las cosas, y aun las cosas profundas de Dios”. 1 Corintios 2:11, 10 (La maravillosa gracia de Dios, p. 199).
Me siento animada y bendecida al comprender que el Dios de Israel sigue conduciendo a su pueblo y que continuará con él hasta el fin…
Si alguna vez hubo un tiempo cuando necesitamos la dirección especial del Espíritu Santo, ese tiempo es ahora. Necesitamos una consagración total. Ya es tiempo de que manifestemos ante el mundo el poder de Dios que obra en nuestras propias vidas (La maravillosa gracia de Dios, p. 200).
Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2020.
4to. trimestre 2020 “COMO INTERPRETAR LA BIBLIA”
Lección 9: «LA IGLESIA Y LA EDUCACIÓN»
Colaboradores: Rosalyn Angulo & Esther Jiménez A