«La esperanza de los justos es alegría…» (Proverbios IO: 28).
Una de las aspiraciones más intensas de mi niñez (J) era tener una bicicleta. No la conseguí hasta que tuve trece años; esa larga espera me supuso alguna que otra frustración. Pero al mismo tiempo me proporcionó mucho entusiasmo, ilusión y esperanza. La bicicleta den mis sueños solo podía llegar si mi conducta era óptima y cuando lo permitieran los recursos familiares, Por ello, y en numerosas ocasiones, la visión de la bicicleta me transmitía fuerza de voluntad para estudiar y sacar buenas notas, así como obedecer cuando mis inclinaciones me empujaban en la dirección errónea o cuando mc sentía tentado a la mentira o al engaño. Reconozco que no era un estímulo sublime e ideal, pero en mi mente infantil suponía un empuje enorme. La bicicleta mantenía mi esperanza viva y me transmitía energía para hacer lo debido. Curiosamente, una vez que conseguí la bicicleta, me parecía que necesitaba otro aliciente para orientar mi conducta: la ropa deportiva del ciclista, accesorios para la bici… o algún otro elemento que despertara esperanza. Tal experiencia me enseñó las primeras lecciones sobre el valor de la esperanza.
En efecto, la esperanza es un poderoso aliciente para seguir viviendo y actuando. La depresión se caracteriza por la ausencia de esperanza hasta el punto desafortunado de que muchos depresivos acaban desesperanzados. Pero Dios no quiere ver a sus hijos en tal situación. Dios desea que sus criaturas vivan con el máximo gozo y la mejor esperanza. Por eso la Biblia ha dejado un rico legado de mensajes de esperanza, como el versículo de hoy o el del salmista:
«¿Por quéte abates, alma mía, y por quéteturbas dentro de mí? Espera en Dios, porqueaún he de alabarlo, ¡salvaciónmía y Dios mío!» (Salmo 43: 5).
Cuando el poeta y filósofo italiano Dante Alighieri (1265-1321) describió el infierno en la Divina comedia, se imaginó un gran letrero en las puertas de acceso que decía: «LOS QUE ENTRÁIS, ABANDONAD TODA ESPERANZA». Aunque entendemos que la descripción infernal de Dante no está basada en la Escritura, el significado de la no esperanza ofrece una imagen muy poderosa: la peor situación imaginable (el infierno de Dante), más que el tormento eterno, es la ausencia de esperanza.
La Biblia nos habla dc la mejor esperanza, la esperanza bienaventurada (Tito 2: 13) que apunta al regreso del Señor Jesús para terminar con esta etapa de dolor, muerte e injusticia para comenzar con la gozosa eternidad en su compañía.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020
«Buena Medicina es el Corazón Alegre»
Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Paty Solares