«Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones»
(2 Pedro l: 19).
EI octavo síntoma de la depresión es la insuficiente capacidad para concentrarse y pensar razonablemente. Los estudios de escáner cerebrales de Catherine Harmer el Centro de Investigación Cerebral de la Universidad de Oxford (Reino Unido), muestran que una zona llamada amígdala se muestra especialmente activa en el cerebro de los depresivos cuando reciben imágenes y relatos negativos. Esto significa que tienden a acentuar y magnificar las adversidades. Hasta el detalle negativo más insignificante, que otros pasarían por alto, parece ser punto de atención y exageración para el depresivo. Al ser conscientes de esto, los psicoterapeutas pueden ayudarles a cambiar esta tendencia y acostumbrarse a los pensamientos razonables y equilibrados.
El principio también tiene aplicación en la vida espiritual. El apóstol Pedro recuerda a los creyentes que su atención puede estar sesgada, su interpretación equivocada y por ello necesitan un referente. De la misma manera que el psicólogo orienta al paciente en sus hábitos de pensamiento, la Palabra de Dios, en concreto la revelación profética, sirve para que el creyente no ande en la oscuridad de la ignorancia de los planes divinos, sino que avance en la luz hasta el momento del regreso de Cristo (Juan 14: 3).
El verbo griego prosejo, que la versión Reina-Valera traduce como «estar atento» (2 Pedro l: 19), también significa ‘conducir un barco a buen puerto’, una imagen de alto valor pedagógico, pues los buenos referentes son necesarios para la navegación segura. Vivo (J) muy cerca del río Columbia, el gran río del noroeste estadounidense que nace en las montañas rocosas canadienses y, tras un recorrido de 2.000 km, vierte sus aguas en el océano Pacífico cerca de la ciudad de Portland. Gran parte de sus aguas son navegables y han servido como medio de transporte durante generaciones. Pero el río tiene tramos con escollos, arrecifes y curvas que hacen la navegación insegura en ciertos lugares. Por eso cuenta con un sistema de marcadores de tránsito que facilitan la seguridad. El timonel debe estar atento a pares de señales luminosas de forma tal que una luz se alinee con la otra. En tanto que el piloto aprecie ambas señales en línea vertical, el avance es seguro.
Estemos atentos a la segura palabra profética, esa antorcha en la oscuridad, que llevará nuestra nave a buen puerto hasta que amanezca y salga en nuestros corazones el lucero de la mañana.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020
«Buena Medicina es el Corazón Alegre»
Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Paty Solares