Miguel y Mauro se enojaron en la escuela. Para vengarse, Mauro tomó un clavo y pinchó el neumático de la bicicleta de Miguel. Algunos días después, Miguel cumplió años y, a pesar de que sabía lo que Mauro le había hecho, lo invitó a su fiesta. Cuando recibió la invitación, Mauro se sintió triste y avergonzado. A fin de cuentas, Miguel lo había perdonado. Arrepentido, le contó a su padre lo que había pasado y le pidió que le ayudara a reparar la bicicleta de su amigo. Fue así como los niños volvieron a ser amigos.
¿Y yo?
No está bien que te enojes con alguien y mucho menos que le hagas algo malo para vengarte. Estas actitudes no nos traen paz ni alegría al corazón.
Mi oración para hoy
Jesús, ayúdame a amar a los niños que a veces hacen cosas que me enojan.
En la Biblia leemos:
«Nunca hables de tomar venganza; confía en el Señor, y él te hará triunfar» (Proverbios 20: 22).