Joel se iba a cambiar de escuela y no estaba muy entusiasmado. Enfrentar compañeros nuevos, la mirada curiosa de unos, las bromas de otros, las risas. No, él no quería ir.
Al día siguiente, cuando entró en la clase, nadie se burló de él porque iba en una silla de ruedas. Por el contrario, todos querían ayudarlo. Y, durante el recreo, se preocuparon por organizar juegos donde él pudiera participar.
¿Y yo?
Tú sabes que no debes burlarte de las personas con discapacidad, más bien, debes ser amigo de todos y ayudarlos cuando sea necesario.
Mi oración para hoy
Querido Jesús, ayúdame a respetar y amar a las personas que tienen capacidades diferentes de las mías.
En la Biblia leemos:
«¡Qué manera de ayudar al débil, de salvar al que ya no tiene fuerzas!» (Job 26: 2).