Cuando regresaba de la escuela, María vio que un gatito estaba mirando la puerta de su casa. «Debe de tener hambre», pensó.
¡Y realmente tenía hambre! Cuando María le dio algunos restos de comida, ¡el gatito casi la tragó sin masticarla!
Al día siguiente, a la misma hora, allí estaba el gatito de nuevo, maullando y arañando la puerta, como si estuviera pidiendo que le abrieran.
Después de algunas semanas, la familia decidió adoptar al gatito y le pusieron por nombre Flip. Hicieron una entrada para él en la puerta trasera de la casa. Así, cuando tenía hambre, Flip podía entrar cada vez que quería.
¿Y yo?
Jesús nos pide que nos amemos los unos a los otros y que seamos bondadosos con los animalitos perdidos y que tienen hambre.
Mi oración para hoy
Querido Jesús, ayúdame a ser siempre bondadoso y amigo de todos.
En la Biblia leemos:
«Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos» (Apocalipsis 3: 20).