«Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad» (1 Tim. 2:3, 4).
Qué salvarías si tu casa se incendiara? Creo que las madres y los padres responderían esta pregunta de manera diferente. Quizá papá sería más rápido en salvar cosas prácticas como los papeles del banco, mientras que mamá se preocuparía más por los elementos de valor sentimental, como los niños.
Mi esposa ya me ha dicho que yo me encargue de salvar nuestras fotografías. Lamentablemente, tenemos tantos álbumes que voy a necesitar varios viajes. Y sé que terminaré tratando de convencer a los bomberos de que tengo que volver al edificio en llamas una vez más para rescatar un portarretratos con una foto de mi suegra.
En general, todos tomamos muchas fotos. Esto es lo que hacemos en lugar de poner a trabajar a nuestra memoria. Supongamos que estamos pasando unas vacaciones maravillosas en la playa. Sé que mi cerebro tomará los recuerdos de esas vacaciones y los guardará en el mismo lugar que la letra del himno nacional, garantizando así que nunca vuelva a recordarlos. Pero, si tomo fotografías, mi esposa y yo podemos mirarlas años después y decir: «¿Cuándo estuvimos en esa playa? ¿Y quién es esa persona que nos está abrazando?».
Es difícil comprender que hace no tanto tiempo las personas no tenían fotografías. Si tu padre decía que eras un bebé hermoso, nadie podía producir evidencias de que, en realidad, te parecías a Gollum. Además, tus hijos nunca podían burlarse de la ropa que habías usado en tu juventud.
Por otro lado, no podías ver lo feliz que habías sido de niño jugando en el carrusel, o lo hermosa que se veía tu abuela el día de su boda. Hay razones para capturar esos momentos que pasan tan rápidamente. No sorprende que queramos salvarlas de un edificio en llamas.
Si nos sentimos así con las fotografías de las personas, imagina cómo se siente Dios con las personas mismas. En este momento, su Espíritu Santo está obrando para acercarnos a cada uno a su Reino. Si piensas que va a esperar a que se produzca un incendio para salvarnos, estás equivocado. Kim
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Tomado de: Lecturas Devocionales de Adolescentes 2020
“Una idea genial”
Por: Kim Peckham
Colaboradores: Esteban Cortes & Antonia H
