No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: «Hay más dicha en dar que en recibir». Después de decir esto, Pablo se puso de rodillas con todos ellos y oró». Hechos 20: 33-36, NVI
ENTRE LOS MENESTEROSOS hay muchos que desean demostrar su gratitud a Dios por su gracia y verdad. Anhelan participar con sus hermanos más prósperos en el sostenimiento de su servicio. No debemos rechazarlos. […] Si lo que dan lo hacen con un corazón lleno de amor por Dios, aparentes bagatelas llegan a ser donativos consagrados, ofrendas inestimables que Dios aprecia y bendice.
Cuando Jesús dijo de la viuda: «Echó más que todos» (Mar. 12: 43) sus palabras expresaron la verdad no solo en cuanto al motivo, sino sobre los resultados de su don. «Dos blancas, o sea, un cuadrante» (Mar. 12: 42), han traído a la tesorería de Dios una cantidad de dinero mucho mayor que las contribuciones de todos aquellos ricos. La influencia de aquel pequeño donativo ha sido como un arroyo, insignificante en su principio, pero que se ensancha y se profundiza a medida que va fluyendo en el transcurso de los siglos. Aquellas dos moneditas han contribuido de mil maneras al alivio de los pobres y a la difusión del evangelio.
El ejemplo de abnegación de aquella mujer ha influido una otra vez en miles de corazones por todos los lugares y en todas las épocas. Ha impresionado tanto a ricos como a pobres, y sus ofrendas han aumentado el valor de su donativo. La bendición de Dios sobre la ofrenda de la viuda ha hecho de ellas una fuente de grandes resultados. Así también sucede con cada don entregado y todo acto realizado con un sincero deseo de glorificar a Dios, y vinculado con los propósitos de la Omnipotencia. Nadie puede medir sus resultados para el bien.— El Deseado de todas las gentes, cap. 67, pp. 582-583.
Las tareas más comunes, realizadas con una fidelidad impregnada de amor, son hermosas a la vista de Dios.— Profetas y reyes, cap. 17, p. 147.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON EL SERVICIO A DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez