En su advertencia y consejo a los colosenses, Pablo señala varios puntos importantes. Escribe:
«Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que está de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo. Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo» (Col. 2: 8-9, NVI).
Pablo primero declara que nuestra tendencia natural es a dejarnos embaucar mentalmente. Por eso nos dice que debemos tener cuidado. La implicación es:
a menos que exista un esfuerzo intencional de nuestra parte en cuidarnos, seguramente seremos víctimas cautivas del engaño, porque nuestra condición humana es susceptible a creer aquello que es vano y engañoso.
Otro punto importante que Pablo establece es que las tradiciones engañosas de los hombres o los principios básicos del mundo son antagónicos a Cristo. Además, esta filosofía es engañosa porque parece ser satisfactoria, cuando de hecho es deficiente en su capacidad de hacer algo significativo por la mente o el alma de la persona. En otras palabras:
las tradiciones de los hombres y los principios básicos del mundo pueden hacernos creer que abren nuestros ojos y hacernos sentir como dioses, conociendo el bien y el mal; pero es solo en Cristo en quien «toda la plenitud de la divinidad habita».
Los cristianos colosenses enfrentaron la misma tentación que muchos enfrentamos hoy: creer que incluso una pequeña dosis de filosofía humanista puede ser útil en la búsqueda de ser como Jesús. Cristo se propone librarnos de todo lo mundano, ya que la fuente de la mundanalidad es el esfuerzo humano, el cual no tiene poder para transformarnos en la semejanza de Cristo: solo él puede salvar.
No pecar en nuestra pecaminosidad
El problema que tuvieron los cristianos colosenses -aceptar el engaño en lugar de la verdad-es el mismo que tenemos ahora. Fue la causa de la caída de Adán y Eva. Pablo dio la solución a esta visión deformada del mundo en su Epístola a los Filipenses:
«Tengan unos con otros la manera de pensar propia de quien está unido a Cristo Jesús, el cual: Aunque existía con el mismo ser de Dios, no se aferró a su igualdad con él, sino que renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, hasta la muerte en la cruz» (Fil. 2: 5-8).
Hoy, por fe, podemos revertir el engaño de Satanás permitiendo que la manera de pensar de Cristo esté en nosotros (ver Fil. 2: 5). Cuando Cristo murió en la cruz por nuestros pecados, puso a nuestra disposición el derecho de tener su manera de pensar por fe, pudiendo así continuar la experiencia de su educación incluso en un mundo caído, con la convicción de que el conocimiento que proviene de él siempre será mayor que cualquier otro conocimiento.
Medita de nuevo en el texto de Génesis 3: 1-15 tratando de descubrir la presencia de Jesús en el mismo.
¿Cómo crees que se manifiesta la batalla por tu mente que se escenifica entre Cristo y el mundo?
¿Qué te está comunicando él a través de estos textos?
¿Puedes ver a Jesús en este pasaje o cambia de alguna manera tu concepto de él?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2020. 4to trimestre 2020 “Los Principios De La Educación” Lección 3: «CONOCE A DIOS COMO TU REDENTOR« Colaboradores: Hidai Juarez S & Misael Morillo