Hablando de Jesús, el apóstol Juan dice en su Evangelio: «En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él» (Juan 1: 1-3).
El personaje activo de Génesis 1 no es otro que Jesucristo mismo:
él estaba con Dios;
él era Dios; y
todo fue hecho por él.
Jesucristo es la figura central de la narrativa de la creación; él es el Creador.
Uno de los aspectos más fascinantes de la historia de la creación es el cuidado y la consideración que Jesús muestra hacia su creación. Específicamente, se muestra en al menos dos casos en Génesis 1:
Si te pones a pensar, el ritual de poner nombres no solo es por razones pragmáticas. Si un padre le pusiera los nombres a sus hijos con el único propósito de poder identificarlos, podría nombrar al primer hijo «Uno», al segundo hijo «Dos» y al tercero «Tres». La costumbre de ponerles nombres a nuestros hijos conlleva un valor sentimental. Es por eso que los padres a veces pasan mucho tiempo pensando en el nombre que le pondrán a su niño o a su niña. Incluso hay padres que llegan a comprar libros sobre el significado de los nombres para orientarse mejor a la hora de elegir uno. Nadie invierte tiempo en ponerles nombre a los insectos que se cuelan en su casa, pero sí les ponemos nombres a nuestras mascotas, a las que tanto amamos. Jesús no solo identificó la luz como luz, sino que también la llamó «día».
El propósito del amor
Otro aspecto del amor de Cristo se demuestra en la manera en que la narración presenta la creación de las lumbreras menores.
«Dios hizo las dos luces: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de noche» (Gén. 1: 16).
Hizo otras «luces en el cielo para separar el día de la noche» y «que sean señales para que marquen las estaciones, los días y los años» (Gén. 1: 14, NTV).
Aunque no suela presentárselo así, el hecho de que Cristo le haya dado un propósito a cada aspecto de su creación es un acto de amor.
Uno de los peores actos de crueldad sería que Jesús hiciera que algo existiera 111111 sin un propósito. Muchas personas que no encuentran ningún propósito en la vida a menudo buscan ese propósito en la muerte. Sin embargo, el amor es la naturaleza misma de Cristo. Cuando él creó a la humanidad, la creó con el mayor privilegio de todos: el propósito de reflejar su propia imagen infinita y eterna. Le Puede haber una mayor manifestación de amor que esta?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2020. 4to trimestre 2020 “Los Principios De La Educación” Lección 2: «CONOCE A DIOS COMO TU CREADOR« Colaboradores: Hidai Juarez S & Misael Morillo