«En el mes octavo del año segundo del gobierno del rey Darío, el Señor dirigió este mensaje al profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Iddo. Le dijo: “Yo, el Señor todopoderoso, me enojé mucho con los antepasados de ustedes. Por eso, dile ahora de mi parte al pueblo: Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes. Yo, el Señor, lo afirmo. No hagan como sus antepasados, a quienes los antiguos profetas les dijeron de parte mía que abandonaran su mala conducta y sus malas acciones, pero ellos no quisieron escucharme ni hacerme caso. Yo, el Señor, lo afirmo. Pero ahora, ¿dónde están aquellos antepasados de ustedes? ¿Acaso vivirán siempre los profetas? Sin embargo, mis palabras y mandatos, que yo había encomendado a mis siervos los profetas, llegaron a los antepasados de ustedes. Y ellos se volvieron a mí, reconociendo que yo, el Señor todopoderoso, los había tratado como su conducta y sus acciones merecían”». «El Señor afirma: “¡Canten de alegría, habitantes de Jerusalén, porque yo vengo a vivir entre ustedes!”. Cuando esto suceda, muchas naciones se unirán al Señor. Y él dirá: “También estas naciones serán pueblo mío. Y yo viviré entonces entre ustedes”. Así comprenderán ustedes que el Señor todopoderoso me ha enviado». «Luego el Señor me mostró en una visión a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie en presencia del ángel del Señor. Al lado derecho de Josué estaba el ángel acusador, que se disponía a acusarlo. Entonces el ángel del Señor le dijo al ángel acusador: “¡Que el Señor te reprenda! ¡Que el Señor, que ama a Jerusalén, te reprenda! Pues este hombre es como un carbón encendido sacado de entre las brasas”. Josué, vestido con ropas muy sucias, permanecía de pie en presencia del ángel del Señor. Entonces el ángel ordenó a sus ayudantes que le quitaran a Josué aquellas ropas sucias. Luego le dijo: “Mira, esto significa que te he quitado tus pecados. ¡Ahora voy a hacer que te vistan de fiesta!”. En seguida ordenó a sus ayudantes que pusieran a Josué un turbante limpio en la cabeza. Ellos se lo pusieron, y después lo vistieron con ropas de fiesta. Mientras tanto, el ángel permanecía de pie. Luego el ángel del Señor le dijo a Josué: “Esto dice el Señor todopoderoso: Anda por mis caminos y cumple todos los deberes que te he encomendado. Si lo haces así, quedarás encargado de mi templo. Cuidarás de él y de sus atrios, y yo te daré un puesto entre estos ángeles que están a mi servicio”» (Zacarías 1: 1-6; 2: 10, 11; 3: 1-7).
APLÍCALA A TU VIDA
Después de leer la sección Identifícate con la historia, explora el pasaje usando las preguntas orientadoras de la sección Explica la historia. El libro de Zacarías se compone de varias visiones que Dios le dio a Zacarías para animar al remanente de Judá que regresó a Jerusalén a reconstruir el templo antiguo que Babilonia había destruido. Después de una gran tragedia, una de las cosas que el pueblo más necesitaba era esperanza. Judá acababa de sufrir un castigo severo. Lee Zacarías 2: 10. Imagina que eres uno de los miembros de Judá que regresa a casa. Escribe una oración en la que expresas cómo te sientes por esas palabras.
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
4to. trimestre 2020 “LIBERACIÓN”
Lección 2: «¡QUIERO QUE VUELVAN!»
Colaboradores: Gisela B. Barbosa & Antonio Orellana