Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a prueba de toda clase. Santiago 1:2.
Negros nubarrones de pruebas cubrían el corazón de aquellos jóvenes recién casados, Él, a pesar de ser profesional, se había quedado sin empleo por causas de sus creencias religiosas; ella había tenido un accidente del que nunca se recuperó y que la dejo encorvada y con dolor. Las condiciones en que vivían no eran nada halagüeñas. Compartían una estrecha habitación en la que solo cabía una cama y un escritorio. A su lado había un pequeño espacio que servía de cuarto de baño. Cada día que pasaba, el horno de prueba se recalentaba más y más, como queriendo derretir aquellos corazones jóvenes de recién casados ilusionados pero llenos de penurias. Sin embargo, las pruebas no los alejaron de Dios.
Me pregunto cómo serán las pruebas que estás pasando tú en tu vida, pero sobretodo me pregunto si te habrán alejado de Dios o si, por el contrario, te han acercado más a él. Hoy muchos cristianos pasan por las pruebas de la estrechez económica, del desempleo, de la enfermedad, la discriminación o la incomprensión… El mundo puede ser un lugar tremendamente hostil. Y para aunar fuerzas ante tanta hostilidad viene bien mirar al pasado y tomar perspectiva.
Personajes del pasado como Hus o Jerónimo que denunciaron la injusticia religiosa de su época y la corrupción que caracterizaba las esferas más altas de la religión oficial, fueron acusados como herejes y terminaron muriendo en la hoguera por causa de su fe. Siglos antes Esteban, el primer mártir, sufrió una muerte parecida. Ni siquiera Jesús, el Hijo de Dios que vino a salvarnos pudo vivir una vida libre de conflictos y muerte (y muerte de cruz). Persecución, estrecheces económicas, trato injusto y muerte, estas son dificultades de la vida que afectaron a nuestro Salvador, y el evangelio nos llama a tenernos por dichosas cuando las compartamos, como se tuvieron por dichosos Hus, Jerónimo o Esteban.
¿Sentirnos dichosas cuando lo estamos pasando mal? Parece un concepto imposible de entender. Una de las claves para entender. Una de las claves para entenderlo nos las da el Comentario bíblico adventista: «No hay ninguna vicisitud en la vida, no importa cuán amarga o desanimadora sea, que la providencia de Dios y la gracia de Cristo no pueda contribuir al crecimiento cristiano, a acercarnos más a Dios y a enriquecer nuestra comprensión de su amor para nosotros» (t. 7 p, 520) Confiemos en eso. Amén.