“¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!” (1 Juan 3:1)
PREGUNTA
Los fariseos, al igual que Nicodemo, eran muy estrictos respecto a las leyes religiosas.
Cuando una madre dice que va a ”cambiar al bebé», ¿que quiere decir con eso? ¿como lo va a cambiar? ¿Lo va a transformar? No. Tú sabes lo que quiere decir con eso. Pero, ¿qué quiso decir Jesús cuando dijo “tienes que nacer de nuevo”? Era de noche y Nicodemo se dirigía silenciosamente al lugar donde le dijeron que podía encontrar a Jesús. Todo estaba tan tranquilo, que se podían escuchar los grillos y algunos cantos de aves nocturnas. Al encontrar a Jesús, Nicodemo le dijo:
—Maestro, ¡sabemos que has venido de Dios! Lo sabemos por todos los milagros que haces.
Jesús le sonrió en medio de la oscuridad. Sabía que Nicodemo realmente quería creer en él. Pero Nicodemo era un importante fariseo, un miembro del concilio de los judíos. Vino de noche a ver a Jesús porque no quería que los otros fariseos lo supieran. Nicodemo sabía que Jesús era un maestro enviado de Dios, pero no estaba seguro de que fuera realmente el Hijo de Dios.
Jesús lo miró fijamente y le dijo:
—Nicodemo, no pienses que los milagros son la cosa más importante. A menos que nazcas de nuevo, no podrás ver el reino de Dios.
—¿Nacer de nuevo? ¿Qué significa eso? ¡No
puedo entrar nuevamente dentro de mi madre! ¡Ya soy un hombre crecido! —exclamó Nicodemo.
—Tienes razón, amigo —le contestó Jesús—. Pero no estoy hablando de volver a nacer físicamente. Estoy hablando de nacer espiritualmente. Ciertamente, Nicodemo, a menos que vuelvas a nacer a través del Espíritu
Santo, no puedes ser parte del reino de Dios. —No lo entiendo —dijo pensativo Nicodemo. —Piensa por un momento en el viento —le dijo Jesús—. No puedes ver el viento mismo, pero puedes ver lo que pasa cuando sopla. Puedes ver cómo se mecen las copas de los árboles y escuchas el roce de las hojas. Así es cuando el Espíritu Santo viene a la vida de una persona. No puedes ver el corazón de la persona, pero puedes ver lo que pasa en su vida porque su corazón está nuevo y limpio. Su vida ha cambiado.
Nicodemo pensaba en silencio en lo que Jesús le estaba diciendo.
—Nicodemo, tu vida física viene de tus padres —continuó diciéndole Jesús—, pero la vida espiritual de la persona viene del Espíritu Santo. Cuando una persona decide dejar que Dios venga a su corazón, Dios lo cambia. Dios toma el corazón sucio y lleno de pecado y le da a la persona un nuevo corazón. Eso es lo que significa nacer de nuevo.
—Nicodemo, ¡tengo buenas noticias para ti! Dios amó tanto al mundo, que envió a su único Hijo a salvar al mundo. Cuando alguien cree en su Hijo, ¡Dios le da un nuevo corazón! Y ese nuevo corazón significa que ha nacido de nuevo. ¡Tienes el don de la vida eterna!
Esa noche, Nicodemo aprendió algo que cada persona debe conocer. ¡Jesús nos ama mucho! Está listo ahora mismo para tomar nuestro corazón sucio y pecador y darnos uno nuevo. ¿Dejarás que Jesús te conceda hoy un corazón nuevo y limpio? ¿Quieres nacer de nuevo? ¿Aceptarás el regalo de la vida eterna que Dios quiere darte?
Tal vez quieras decirle a Jesús algo como lo siguiente. “Querido Jesús, ¡gracias por amarme! Mi corazón es malo y pecador. Quiero dártelo hoy. Te pido que me des en cambio un corazón nuevo y limpio. Gracias por darme un corazón limpio y por tu regalo de la vida eterna. ¡Te amo, Jesús! Amén”.