Las ovejas son animales frágiles, por eso no pueden andar solitas. Aquella noche, al llegar al aprisco, el pastor contó sus ovejas. Había noventa y nueve. Le faltaba una. Así que dejó a las otras a salvo y fue por los montes y los valles a buscar a la que se había perdido. Finalmente, la encontró. Estaba muy asustada, atrapada en unos arbustos, esperando que alguien la fuera a ayudar. El pastor la rescató y la tomó en sus brazos para llevarla junto con las otras. Estaba muy contento por haberla encontrado y se lo contó a mucha gente.
¿Y yo?
¿Alguna vez te has sentido perdido y sin saber qué hacer? Cuando esto te suceda, acuérdate de Jesús, el buen pastor, que te quiere tanto que nunca te dejará solo.
Mi oración para hoy
Querido Jesús, muchas gracias por cuidarme. Siempre voy a confiar en ti.
En la Biblia leemos:
«Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido» (Lucas 15: 6).