«Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre» (l Tes. 4:17)
Hoy hace cincuenta y cuatro años que se estrenó en la televisión una serie de ciencia ficción. Star Trek relataba las aventuras de la tripulación de una gran nave espacial mientras exploraban la galaxia. En casi cada episodio, se encontraban con alienígenas que se veían sospechosamente similares a los seres humanos con muchisimo maquillaje.
Es divertido mirar aquellos antiguos episodios y ver la tecnología que se imaginaban que tendríamos en el futuro. Algunas de sus ideas ya se han hecho realidad. El comunicador con tapa del capitán James Kirk funciona como un teléfono móvil con tapa. En la nave Enterprise, la tripulación a menudo hablaba con la computadora para obtener información, y la computadora respondía con voz de mujer. Bastante similar a las voces de Siri y Alexa, ¿no te parece?
Los oficiales del Enterprise iban armados con «phasers’ que se podían configurar para aturdir a los enemigos. Aunque hoy no tenemos armas exactamente como esas, sí tenemos tasers, pistolas paralizantes que la policía puede usar para aturdir a los criminales sin dejar heridas permanentes.
El personal médico de Star Trek podía administrar medicamentos a través de la piel con «hypo-spraf. Tenemos eso. Además, Microsoft ha presentado Skype Traductor. No es muy diferente al traductor universal del programa de aquel entonces, que facilitaba comprender lo que los alienígenas decían debajo de sus máscaras de goma.
Pero hay un aparato tecnológico que parece estar fuera de nuestro alcance. Al final de sus aventuras en un planeta, cuando necesitaban salir de un aprieto, los oficiales le pedían al ingeniero principal, Scotty, que los teletransportara. Entonces, el «transportador» desintegraba el cuerpo de cada uno en partículas diminutas y las transportaba a la nave.
No sé si veremos algo como un transportador hasta el tiempo del fin. Será entonces, cuando Jesús vuelva, que él nos «transportará» para estar con él en el cielo. Ese es un futuro en el que podremos explorar mundos nuevos y extraños, y conocer a los seres que viven en ellos. Piensa en eso como ciencia ficción, pero sin la ficción. Kim