Como vimos ayer, a pesar del claro mandato de Dios, Eva, incluso con sus propias palabras, empezó a diluir lo que se le había enseñado. Aunque no malinterpretó lo que el Señor le dijo, obviamente empezó a no tomárselo tan en serio. Es difícil exagerar las consecuencias de su accionar. Por lo tanto, cuando Eva se encontró con la serpiente, ella le repitió (aunque no exactamente) a la serpiente lo que Dios había dicho con respecto a los árboles del jardín (Gén. 3:2, 3). Por supuesto, este mensaje no era algo nuevo para la serpiente. La serpiente estaba familiarizada con la orden y, por lo tanto, estaba bien preparada para tergiversarla, aprovechando la inocencia de Eva. Analiza Génesis 3:4 al 6. Además de negar de plano exactamente lo que Dios había dicho, ¿qué más dijo la serpiente que, obviamente, funcionó con Eva? ¿De qué principios se aprovechó? Cuando la serpiente le dijo que parte del mensaje era incorrecto, Eva podría haber ido a hablar con Dios. Esta es la belleza de la educación en el Edén: el acceso que los estudiantes tenían a su poderoso Maestro seguramente trascendía todo lo que ahora podemos imaginar en la Tierra. Sin embargo, en lugar de huir, en lugar de buscar ayuda divina, Eva aceptó el mensaje de la serpiente. Para que Eva aceptara la modificación del mensaje por parte de la serpiente, era necesario que ella empezara a albergar algunas dudas sobre Dios y lo que este les había dicho. Mientras tanto, Adán se mete en una situación difícil. “Adán comprendió que su compañera había transgredido el mandato de Dios, menospreciado la única prohibición que les había sido puesta como una prueba de su fidelidad y amor. Se desató una terrible lucha en su mente. Lamentó haber dejado a Eva separarse de su lado. Pero ahora el error estaba cometido; debía separarse de ella, cuya compañía había sido su gozo. ¿Cómo podía hacer eso?” (PP 39). Desgraciadamente, aunque sabía diferenciar el bien del mal,
también eligió incorrectamente.
Piensa en esta ironía engañosa: la serpiente dijo que si comían del árbol serían “como Dios” (Gén. 3:5). Pero Génesis 1:27, ¿no dijo que ya eran como Dios? ¿Qué puede enseñarnos esto sobre cuán fácilmente podemos ser engañados y por qué la fe y la obediencia son nuestra única protección, aun cuando hayamos recibido la mejor educación, como en el caso de Adán y Eva?
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2020. 4to. trimestre 2020 “LA EDUCACIÓN” Lección 1 «LA EDUCACIÓN EN EL JARDÍN DEL EDÉN« Colaboradores: Eunice Castañón & Guadalupe Cortez