Dios mío, ¡acepta mi oración y mis ruegos! ¡Dame entendimiento, y sálvame, tal como lo has prometido! Yo te cantaré alabanzas porque me enseñas tu palabra. Salmo 119:169-171, TIA.
Un creciente número de investigaciones se ha desarrollado durante las últimas décadas relacionando los distintos factores religiosos o espirituales implicados en la salud mental. Uno de ellos comprende la práctica de la oración personal y privada. ¿Qué beneficios otorga este tipo de oración sobre las personas? ¿Qué provecho confiere a quienes sufren de ansiedad o depresión?
Los investigadores Claire Hollywell y Jan Walker de la Facultad de Medicina de la Universidad de Southampton (Reino Unido) se propusieron realizar una revisión crítica y sistemática de la literatura científica sobre la relación existente entre la oración privada y el bienestar en pacientes hospitalizados. Luego de examinar veintiséis estudios publicados en tan solo una década, encontraron evidencia suficiente para afirmar que la oración privada se asocia, generalmente, con niveles más bajos de depresión y ansiedad. La periodicidad de las oraciones que implican un diálogo íntimo con un Dios solidario se relaciona, simultáneamente, con el optimismo y el bienestar. Así lo revelan en su artículo titulado «Private prayer as a suitable intervention for hospitalised patients: a critical review of the literature» [La oración privada como una intervención adecuada para pacientes hospitalizados: una revisión crítica de la literatura], publicada en el Journal of Clinical Nursing [Revista internacional de enfermería clínica].
Orar de manera habitual tiene múltiples beneficios para las personas y, especialmente, para aquellos que sufren de ansiedad. En la medida en que se abre el corazón a Dios con sencillez y sinceridad es posible, por ejemplo, canalizar la tensión nerviosa, expresar las emociones y encontrar fuerza y esperanza para enfrentar las vicisitudes de la vida con optimismo.
No obstante, la oración eficaz y vigorizante contiene un elemento indispensable, a decir, la fe. «Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan» (Hebreos 11:6). Si deseamos recibir los más grandes beneficios de la oración privada, es necesario creer en Dios y confiar en su Palabra. Y cuando nos parezca que nuestras oraciones no son contestadas, con mayor razón debemos aferrarnos a sus promesas; porque el tiempo de recibir la respuesta vendrá y recibiremos las bendiciones que más necesitamos.
Si quieres disfrutar de cada uno de los beneficios de la oración, puedes comenzar exclamando: «Dios mío, ¡acepta mi oración y mis ruegos! (Dame entendimiento y sálvame, tal como lo has prometido! Yo te cantaré alabanzas porque me enseñas tu palabra».
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020
«Buena Medicina es el Corazón Alegre»
Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez