«El nombre del Señor es una torre poderosa a la que acuden los justos en busca de protección. El rico cree que sus riquezas son una ciudad protegida por altos muros. Tras el orgullo viene el fracaso; tras la humildad, la prosperidad. Es una necedad y una vergüenza responder antes de escuchar. Al enfermo lo levanta su ánimo, pero al ánimo decaído, ¿quién podrá levantarlo?». Proverbios 18: 10-14, DHH
LAS CIUDADES DE REFUGIO destinadas al antiguo pueblo de Dios eran un símbolo del refugio proporcionado por Cristo. El mismo Salvador misericordioso que designó esas ciudades temporales de refugio proveyó, por el derramamiento de su propia sangre, un asilo verdadero para los transgresores de la ley de Dios, al cual pueden huir de la segunda muerte y hallar seguridad. No hay poder que pueda arrebatar de sus manos a los que acuden a él en busca de perdón.— Patriarcas y profetas, cap. 48, p. 494.
Satanás trata de arrastrarnos a la tentación, para que lo malo de nuestros caracteres pueda revelarse ante los seres humanos y ante los ángeles, y él pueda reclamarnos como suyos. […] El enemigo nos induce a pecar, y luego nos acusa ante el universo celestial como indignos del amor de Dios. […]
En su gran amor, Dios procura desarrollar en nosotros las gracias preciosas de su Espíritu. Permite que tengamos que enfrentar obstáculos, persecuciones y opresión; pero no como una maldición, sino como una gran bendición en nuestra vida. Cada tentación resistida, cada aflicción sobrellevada valientemente, nos da una nueva experiencia y nos hace progresar en la tarea de edificar nuestro carácter. Aquel que resiste la tentación mediante el poder divino revela al mundo y al universo celestial la eficacia de la gracia de Cristo. […]
La única protección contra el mal consiste en que mediante la fe en su justicia Cristo more en el corazón. La tentación tiene poder sobre nosotros porque existe egoísmo en nuestros corazones. Pero cuando contemplamos el gran amor de Dios, vemos el egoísmo en su carácter horrible y repugnante, y deseamos que sea extirpado de nosotros.— El discurso maestro de Jesucristo, cap. 5, pp. 177-180.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON LO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez