Satanás se presenta al hombre con sus tentaciones en la forma en que se presentó a Cristo: como ángel de luz. Ha estado trabajando para debilitar física y moralmente al hombre a fin de vencerlo con sus tentaciones, y luego triunfar sobre su ruina. Y ha tenido acceso a aquellos que están esclavizados por los apetitos, sin tener en cuenta los resultados. Bien sabe él que es imposible al hombre desempeñar sus obligaciones para con Dios y sus semejantes mientras malogra las facultades que Dios le ha dado. El cerebro es la capital del cuerpo. Si las facultades perceptivas son entorpecidas por cualquier clase de
intemperancia, no se disciernen las cosas eternas.