Si los hombres y las mujeres inteligentes tienen sus facultades morales entorpecidas por cualquier clase de intemperancia son poco superiores a los paganos en muchos de sus hábitos. Satanás desvía constantemente a la gente de la luz salvadora a las costumbres y la moda, sin tener en cuenta su salud física, moral y mental. El gran enemigo sabe que si predominan el apetito y la pasión, se sacrifican la salud del cuerpo y la fuerza del intelecto en el altar de la satisfacción de los apetitos y el hombre es llevado a una rápida ruina. Si el intelecto iluminado lleva las riendas, dominando las propensiones animales y manteniéndolas sujetas a las facultades morales, Satanás sabe que es pequeño su poder para vencer con sus tentaciones…
Una buena parte del mundo cristiano carece del derecho de llamarse cristiano. Sus hábitos, su extravagancia, el trato general de su cuerpo, violan la ley física y son contrarios a la norma bíblica.
Ellos mismos, con su curso de vida, se están acarreando sufrimiento físico y debilidad moral y mental (Review and Herald, septiembre 8, 1874).