Una de las grandes alegrías para muchos maestros es armar sus aulas: colgar tableros de anuncios, organizar útiles escolares y disponer las aulas de la manera más recomendable. Al analizar la visión de Dios para el aula que era el Jardín del Edén, vemos el cuidado que tuvo al preparar un ambiente de aprendizaje para Adán y Eva. Deseaba que la belleza los rodeara. Podemos imaginar que cada flor, ave, animal y árbol ofrecía una oportunidad para que Adán y Eva aprendieran más sobre su mundo y sobre su Creador. Sin embargo, hay un cambio brusco de Génesis 2 a Génesis 3. Hemos hecho un inventario de todo lo bueno que Dios creó con intención divina. Pero en Génesis 3:1 también nos damos cuenta de la provisión que Dios hizo para el libre albedrío. La presencia de la serpiente “astuta, más que todos los animales del campo” implica un alejamiento del lenguaje utilizado hasta ahora. Palabras como “bueno en gran manera”, “no se avergonzaban” y “delicioso” son expresiones utilizadas para describir la Creación de Dios en los capítulos anteriores. No obstante, ahora, con la serpiente, el tono cambia. De repente, se introduce un elemento negativo en lo que, hasta ese entonces, todo era perfección. En contraste, Génesis presenta a Dios como lo opuesto a la “astucia”. Dios es enfáticamente claro acerca de sus expectativas de la pareja en el Jardín. Sabemos, por el mandato de Dios en Génesis 2:16 y 17, que él estableció una norma fundamental que ellos debían obedecer, que era no comer del árbol prohibido.
Hay algo que se destaca en esta historia, y es que Adán y Eva fueron creados como seres morales libres, seres que podían elegir entre la obediencia y la desobediencia. Por lo tanto, desde el mismo comienzo, incluso en un mundo no caído, podemos ver la realidad del libre albedrío humano.
En Génesis 3:1 al 6, analiza las descripciones que utilizó la serpiente y que Eva luego repitió. ¿Qué observas en la información que la serpiente le ofrece a Eva? ¿Qué adviertes en la forma en que Eva empezó a considerar el árbol del conocimiento del bien y del mal? ______________________________________________________________________________________________________________________________________________
En Génesis 2:17, el Señor le dijo a Adán que si comía del árbol “ciertamente morir[ía]”. Cuando Eva, en Génesis 3:3, repitió el mandato, no lo expresó con tanta fuerza, omitiendo la palabra “ciertamente”. En Génesis 3:4, la serpiente vuelve a utilizar la palabra en total contradicción con lo que Dios había dicho. Parece que, aunque Dios le enseñó a Eva en el Jardín, ella empezó a no tomarse tan en serio lo aprendido tan en serio como debería, como podemos ver por el mismo lenguaje que usó.
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2020. 4to. trimestre 2020 “LA EDUCACIÓN” Lección 1 «LA EDUCACIÓN EN EL JARDÍN DEL EDÉN« Colaboradores: Eunice Castañón & Guadalupe Cortez