Y solo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: “Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie porque a ti he sido enviado ahora”. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. «Entonces me dijo: “Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días”.
«Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: “Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento”. «Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, y me dijo: “Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate”. «Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: “Hable mi señor, porque me has fortalecido”. «Él me dijo: “¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe”». (Daniel 10: 7-21)
APLÍCALA A TU VIDA
La cita y las preguntas de las secciones Identifícate con la historia y Explica la historia son específicas por una razón. Comenzamos a ver la información de trasfondo que acompaña a la profecía. ¿Dónde está Daniel? ¿Cuáles son las circunstancias de la visión? ¿Cómo se sintió Daniel al recibir la visión? ¿Cuánto quiere Dios que Daniel comprenda la visión? ¿De qué manera me afecta la visión a mí hoy? Y posiblemente la pregunta más importante es: ¿De qué manera es revelado Dios por medio de la visión?
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
3rd. trimestre 2020 “REGRESO AL FUTURO”
Lección 13: «¡EL HOMBRE, ALGUNOS REYES Y EL FIN!»
Colaboradores: Gisela B. Barbosa & Antonio Orellana