¡Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos! ¡Cantadle, cantadle salmos! Hablad de todas sus maravillas. Salmo 105:1-2.
La música comprende un aspecto elemental de la cultura de todas las civilizaciones. En mayor o en menor medida, acompaña a cada ser humano y constituye una herramienta a través de la cual es posible comunicarse y expresar las emociones. A su vez, la música influye sobre las emociones, pues existe una relación bidireccional entre ambas, aunque su potencial apenas se conoce. Gary Ansdell, destacado profesor e investigador de la Universidad de Melbourne (Australia), en su libro How Music Helps in Music Therapy and Everyday Life [Cómo ayuda la música en la musicoterapia y en la vida cotidiana] subraya la importancia de esta como un medio para favorecer el bienestar. En psicoterapia, la música y, particularmente, el canto, se utilizan como herramientas efectivas para la recuperación de pacientes con esquizofrenia, demencia, Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas.
Un estudio experimental llevado a cabo por estudiantes de música, encontró que las personas que escuchaban una música alegre mientras colocaban su brazo en agua helada, toleraban el dolor por más tiempo y lo describían como menos intenso, que si lo hacían mientras escuchaban música triste. Esto puede significar que, utilizada adecuadamente, la música puede promover un estado de ánimo capaz de sobreponer a las personas para resistir el dolor y/o el decaimiento.
El libro de los Hechos registra una ocasión en la que Pablo y Silas utilizaron el poder del canto en circunstancias desfavorables. Era medianoche, se encontraban en el calabozo de más adentro de la cárcel de Filipos, tenían sus pies atrapados en un cepo y estaban bastante lastimados, pues habían sido fuertemente azotados. Sin duda, una situación de enorme ansiedad (Hechos 16:22-25). ¿Puede haber un momento más duro para cantar? ¿Qué consecuencias produjo el poder del canto?
Con el canto, los apóstoles llevaron esperanza a un lugar solitario y oscuro, que estaba agravado por el pesar y la aflicción. «Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron» (vers. 26). Mientras cantaban, todos los presos fueron liberados, pero nadie absolutamente quiso escapar. Escuchar el canto de himnos de alabanzas en medio de unas circunstancias tan adversas creó un interés inmediato en todos los oyentes, de tal manera que muchos se entregaron a Dios (vers. 33).
Prueba hoy los poderosos resultados del poder del canto. Muchos resultan liberados al entonar himnos y alabanzas que se expresan para la gloria de Dios.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020
«Buena Medicina es el Corazón Alegre»
Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez