No se debe rebajar la importancia del ministerio evangélico. No se debería dirigir ninguna empresa de modo tal que haga aparecer el ministerio de la palabra como asunto inferior. No es así. Los que rebajan el ministerio, rebajan a Cristo. El ministerio, en sus diferentes aspectos, es el más elevado de los trabajos, y debería hacerse presente a los jóvenes que no hay obra más bendecida por Dios que la del ministro evangélico.
No se debe disuadir a nuestros jóvenes de entrar en el ministerio. Existe el peligro de que mediante deslumbradoras representaciones algunos sean apartados del camino por el cual Dios quiere que anden. Algunos, que deberían estar preparándose para entrar en el ministerio, han sido animados a seguir un curso médico de estudio. El Señor pide más ministros para trabajar en su viña. Se ha dicho; “Fortaleced las avanzadas; tened fieles centinelas en todas partes del mundo”. Dios os llama, jóvenes. El llama a ejércitos enteros de jóvenes de mente y corazón amplios, y que tengan amor profundo por Cristo y la verdad.—Testimonios para la Iglesia 6:411.