Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. Juan 1:2-3
—El último de los Evangelios es el de Juan —dijo la mamá al iniciar el culto—-, que lleva, como los otros tres, el nombre de su autor. Fue el último en escribirse. Juan fue discípulo de Jesús, igual que Mateo. Cada Evangelio tiene su característica propia: Mateo hace énfasis en Jesús como Mesías; Marcos en Jesús como Hijo del hombre; Lucas destaca el ministerio de Jesús con los gentiles; y Juan no solamente informa del ministerio de Jesús, sino que revela que es Dios en los primeros versículos del capítulo 1. El texto de hoy dice que Jesús estaba con Dios en la Creación y todo subsiste por medio de él. Después de dar esa introducción, habla del ministerio de Juan el Bautista. Omite el nacimiento de Jesús, pues lo ubica en el principio de su ministerio.
—Yo creía que todos los Evangelios hablaban de lo mismo —comentó Mateo.
—Hablan de lo mismo —asintió la mamá—, en el sentido de que el centro de todos es Jesús, pero cada uno lo presenta de diferente forma.
—A Juan se lo conoció como el discípulo amado, a pesar de que al principio a él y a su hermano Jacobo se los conocía como los hijos del trueno. Eso es lo que produce conocer a Jesús: nos transforma de hijos del trueno en hijos amados por Dios y salvados por su gracia. ¿No les parece maravillosa la transformación que podemos tener al conocer a Jesús?
—Yo quiero ser un hijo amado —expresó Mateo.
—Yo también quiero ser una hija amada por Dios —completó Susana.
—Oremos y estudiemos la Palabra de Dios cada día para que así sea —concluyó la mamá.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2020.
“Descubre el Mejor Libro del Mundo”
Por: Noemí Gil Gálvez Colaboradores: Carlita Mariscal & Adriana Jiménez.