Durante el cuarto día de la creación, comenzó a aparecer en el cielo una bola amarilla que parecía fuego. Era el sol.
Sus rayos permiten que se vea toda la naturaleza.
Más tarde, Dios creó la luna y, al anochecer, el cielo se llenó de estrellas. Gracias al sol y a la luna podemos contar los días, las semanas, los meses, los años y las estaciones.
¿Y yo?
Dios sabía que para que vivas bien necesitas luz y calor Y, además, la noche es más bella con todas esas lucecitas.
Mi oración para hoy
Muchas gracias, Señor, por el sol que brilla de día, y por la luna y las estrellas que brillan de noche.
En la Biblia leemos:
Que Dios creó el sol para «separar la luz de la oscuridad» (Génesis 1: 18).