Un hombre viajaba de Jerusalén hacia Jericó cuando unos ladrones lo golpearon y le robaron su dinero. Al poco rato, pasaron hombres por allí dos hombres muy importantes, pero no ayudaron al herido. Sin embargo, un hombre muy sencillo que era samaritano, a quien todos consideraban un enemigo, se detuvo ante el herido, lo curó y lo llevó a una posada, donde dejó dinero para que lo siguieran cuidando.
¿Y yo?
¿Te preocupas por los que sufren? ¿Te gusta ayudar a las personas aun cuando no sean tus amigas?
Mi oración para hoy
Querido Jesús, ayúdame a ser bueno con los demás.
En la Biblia leemos:
«Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión» (Lucas 10: 33).