Dios pide pastores, instructores bíblicos, colportores. Salgan nuestros jóvenes de ambos sexos como colportores, evangelistas e instructores bíblicos, en compañía de misioneros de experiencia, que puedan mostrarles cómo trabajar con éxito. Lleven los colportores nuestras publicaciones de casa en casa. Cuando se ofrece la oportunidad, hablen de la verdad para este tiempo a aquellos con quienes se encuentran y canten y oren con ellos. Cuando en nuestra obra para Dios se sigan enérgicamente métodos acertados, se recogerá una cosecha de almas.
En la obra de Dios hay lugar para todos los que están llenos del espíritu de abnegación. Dios pide hombres y mujeres que estén dispuestos a negarse a sí mismos por amor de otros, dispuestos a consagrar a su obra todo lo que tienen y son. Se necesitan hombres que, cuando encuentren dificultades, sigan avanzando constantemen- te, diciendo: No fallaremos ni nos desanimaremos. Se necesitan hombres que fortalezcan y edifiquen la obra que otros están tratando de hacer (Review and Herald, abril 28, 1904).