“Donde no hay bueyes, el pesebre está limpio, pero mucho rendimiento se obtiene por la fuerza del buey”. (Proverbios 14:4, LBLA).
Nadia Elena Comaneci nació en Onesti (Rumania) en 1961. Desde pequeña mostró una enorme habilidad para la gimnasia. Cuando tenía solo seis años fue reclutada por el que sería su entrenador, Bela Karolyi. Tres años después empezó a ganar competiciones. En 1974 ya era campeona mundial juvenil. Pero Nadia no dejaba de entrenar y se concentraba plenamente en sus ejercicios. Muchas veces tuvo que repetir las cosas y superar malos momentos, pero siguió adelante y no se dejó vencer por el desánimo. En 1976, obtuvo un gran triunfo durante la Copa América celebrada en Nueva York (Estados Unidos) y se convirtió en la primera mujer que realizaba un complicado doble mortal de espaldas en la salida de las barras asimétricas. La joven rumana llegó en su mejor momento a los juegos Olímpicos de Montreal (1976), donde asombró al mundo logrando calificaciones perfectas en sus ejercicios de gimnasia, algo que nadie había obtenido en una olimpiada. Nadia obtuvo tres medallas de oro y una de plata. Su personalidad y carisma la llevaron a ser una de las deportistas más populares de la historia y toda una heroína en su país. Detrás de ella, una generación de brillantes gimnastas rumanas siguió su ejemplo y, hasta el día de hoy, sigue dando grandes victorias a su pueblo.
La perseverancia es una virtud que se aprende desde la infancia. Pero cuando no se desarrolla esta facultad, las consecuencias a largo plazo son terribles. «Muchos niños, por falta de palabras de aliento y una pequeña ayuda en sus esfuerzos, se descorazonan y cambian de una cosa a otra. Y llevan este funesto defecto con ellos en la edad madura. No logran éxito en ninguna cosa en que se ocupan porque no se les enseñó a perseverar en circunstancias desalentadoras. Así, toda la vida de muchos es un fracaso, por cuanto no tuvieron una disciplina correcta en su juventud. La educación que recibieron en la infancia y la juventud afecta toda su carrera en la edad madura, y su experiencia religiosa lleva el mismo sello» (La educación cristiana, pág. 26).
Es increíble notar la enorme vulnerabilidad que muestran miles de jóvenes y lo fácil que les resulta rendirse ante los desafíos cotidianos. Por momentos, parecen exigir condiciones Óptimas —que difícilmente se darán— para desenvolverse de la mejor manera. ¡Pero este es el momento de aprender a perseverar!
Pide hoy al Señor que te ayude a superar los momentos de desaliento y a no enterrar tus sueños.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2020 «Una Nueva Versión de Ti» Por: Alejandro Medina Villarreal Colaboradores: Israel Esparza & Ulice Rodriguez