No mires el vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente, pero al fin muerde como una serpiente, causa dolor como un áspid. Proverbios 23:31-32.
Una buena parte del capítulo 23 de Proverbios trata de la condena del consumo de bebidas alcohólicas. Advierte al lector que ni lo mire (vers. 31), pues la sola visión puede atraer su consumo. Y eso es muy cierto en nuestros días, cuando cualquier celebración, bienvenida, despedida, aniversario o acontecimiento feliz se celebra con bebidas alcohólicas. Además, la publicidad las presenta con un aire de elegancia y prestigio que oculta el lado horrible. Pero el texto de hoy dibuja la verdadera cara del alcohol en los versos finales: lamentos, tristeza, rencillas, heridas, ojos enrojecidos, náuseas, alucinaciones, adormecimiento de la sensación y de la percepción. Y finalmente (vers. 35) expresa la triste realidad, su naturaleza adictiva: «volveré en busca de más».
Cuando Noé bebió vino acabó desnudándose (Génesis 9:21). Cuando las hijas de Lot embriagaron a su padre, él tuvo relaciones sexuales con ellas. Tales conductas jamás habrían ocurrido sin la presencia del producto alcohólico. Es un hecho que el alcohol deteriora el juicio, la previsión, la capacidad intelectual, la sabiduría y la voluntad. Todas las capacidades que gobierna el lóbulo frontal cerebral (los atributos humanos superiores) se ven seriamente afectadas por el alcohol. Como resultado, la mayoría de sus consumidores acaban teniendo serios problemas familiares, financieros, escolares/laborales, accidentes, violencia y hasta delincuencia, pues, en la mayoría de los países, la mitad de los reclusos han consumido bebidas alcohólicas sistemáticamente. De hecho, el problema toca prácticamente a la totalidad de la población, pues hasta entre los no bebedores ¿quién no ha tenido familiares, vecinos o amigos tocados seriamente por esta lacra?
La posición histórica de la religión conservadora ha sido la total abstención de alcohol. Sin embargo, algunos han empezado a sostener que, en tanto que se consuma con moderación, el alcohol no causa problemas, sino más bien beneficios cardíacos. Si en alguna ocasión has sentido semejante inclinación debido a la popularidad de esta idea apoyada por algunos miembros de la comunidad médica, recuerda la recomendación del Padre celestial: no lo mires, porque al fin, muerde.
La triste realidad es que hasta quienes usan las bebidas alcohólicas moderadamente por años, corren el riesgo de echar mano de él cuando experimentan tensión, estrés, desánimo e inquietud. Y al hacer eso, están dando un gran paso hacia la adicción. Dios bendecirá abundantemente e intervendrá en la prevención y la curación de quienes deseen seguir el consejo bíblico de total abstención presentada en Proverbios 23.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020 «Buena Medicina es el Corazón Alegre» Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez