Jacob estaba viajando a otro país. Cuando llegó la noche, buscó una piedra para usarla como almohada y se durmió. Entonces, tuvo un sueño muy interesante: vio una escalera que llegaba hasta el cielo y había ángeles que subían y bajaban por ella. También oyó la voz de Dios asegurándole que aquellas tierras serían suyas y que siempre iba a estar con él.
Cuando se despertó, Jacob llamó a ese lugar Betel, que quiere decir «Casa de Dios». Algunos años más tarde, Jacob regresó a su tierra y vivió en Betel con Raquel, su esposa, y también con sus doce hijos.
¿Y yo?
Así como Dios protegió a Jacob cuando enfrentaba graves problemas, puede ayudarte a ti también.
Mi oración para hoy
Muchas gracias, Señor, porque me proteges.
En la Biblia leemos:
«Voy a cuidarte por dondequiera que vayas» (Génesis 28: 25).