La parábola del sembrador expuesta por Jesús señala algunos conceptos fundamentales del discipulado.
En Lucas 8: 5, leemos: «Un sembrador salió a sembrar su semilla». La siembra de las semillas se analizará la próxima semana; sin embargo, primeramente, observamos que los diferentes tipos de terrenos están asociados con las condiciones del corazón. Si la semilla es la Palabra de Dios, de acuerdo con Lucas 8: 11, los cuatro tipos de terreno son entonces cuatro tipos de corazones humanos que reciben la Palabra de Dios de diferentes maneras. Incluso antes de sembrar las semillas, los discípulos de Cristo deben hacer un trabajo previo para preparar los corazones, procurando obtener el mejor resultado.
La etapa de la preparación del terreno, en el proceso del discipulado, implica acercarse a la gente en son de amistad y servicio, demostrando que nos preocupamos por ellos. Esta genuina interacción humana, unida a un sincero amor y a una total autenticidad, proporcionan la base para que prospere la confianza en la relación. Con demasiada frecuencia, esta etapa se pasa por alto en el celo de los discípulos, y nunca se llegan a asentar las bases de la confianza. Con frecuencia, los miembros de la iglesia imparten estudios bíblicos y realizan grandes campañas de evangelización mientras descuidan conocer y preocuparse por la gente.
Como discípulos, podemos en forma individual preparar el terreno de los que nos rodean mediante actos de amorosa bondad, haciendo «depósitos por adelantado» (una actividad en la que se realizan en forma continua buenas acciones aleatorias, motivando una reacción en cadena), incluso sonriendo (en un contexto apropiado) y ¡siendo amables con la gente! Esta etapa invita a cada discípulo a practicar la compasión, la simpatía y la empatía hacia todos los que nos rodean. ¡Todo ello requiere creatividad, intencionalidad y entusiasmo!
La preparación del terreno es la etapa donde también se realizan actividades de relaciones públicas, así como los servicios de bienestar social. En la fe adventista, el papel de la salud y la obra médica es de vital importancia, ya que ayudan en dicha preparación del terreno. Elena G. de White declaró:
«Conducida correctamente, la obra de salud es una cuña de entrada que abre un camino para que otras verdades lleguen al corazón» (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 329).
Observemos que esta labor no representa en sí la plena tarea de evangelismo y testificación, sino que la misma preparará los corazones para aceptar positivamente esfuerzos evangelizadores futuros.
¿Es esta labor poco sincera? No. Sería poco sincera si no nos importara, o si esperáramos algo a cambio. Es sencillamente un llamado a que seamos abarcantes en nuestro testimonio cristiano y en el discipulado.
«Solo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: «Seguidme»» (El ministerio de curación, cap. 9, p. 86).
No solicitar nada a cambio de la ayuda prestada a otras personas no implica que evitemos compartir el evangelio. ¡La salvación continúa siendo la mayor necesidad de todo ser humano!
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2020. 3er trimestre 2020 “Las Bases Del Discipulado” Lección 6: «EL PROCESO DEL DISCIPULADO: LA PREPARACIÓN« Colaboradores: Hidai Juarez S & Misael Morillo