«Los demás acontecimientos del reinado de Ezequías, y todo su poderío y cómo construyó el estanque y el acueducto que llevaba agua a la ciudad, están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá» (2 Rey. 20:20).
-¿Qué quieres hacer? -preguntó Jacob.
—No lo sé —respondió su amigo-. El sol está muy fuerte para
jugar en la calle.
Jacob le brillaron los ojos.
-Tengo una idea. Vayamos a nadar por el Túnel de Ezequías. Estará fresco Y oscuro.
-Sí, muy oscuro —respondió su amigo con cierta duda.
Pero aquel día de 1880, los dos muchachos de Jerusalén acordaron comenzar en los extremos opuestos del túnel y encontrarse en el medio. Unos 2.700 años antes, dos equipos de trabajadores israelitas habían cortado roca sólida desde direcciones opuestas por más de 400 metros hasta que se encontraron en el medio. Nadie sabe cómo lo hicieron. El rey Ezequías, de la Biblia, planeó el túnel con el fin de llevar agua adentro de las murallas de la ciudad para poder durante el asedio que esperaban del ejército asirio.
Jacob comenzó a nadar. Al principio había un poquito de luz, pero, como el túnel hacía curvas para un lado y para el otro, entró en oscuridad total. A veces el túnel se hacía tan angosto que solo entraba su cuerpo. Podía sentir marcas hechas en la pared con los picos de los israelitas. Cuando el ángulo de las marcas cambió de dirección, supo que había llegado a la mitad. ¿Dónde estaba su amigo? Él no sabía que su compañero había abandonado la aventura hacía rato.
Jacob siguió nadando en la oscuridad. Comenzó a ver algo de luz. Al salir del otro lado, escuchó gritos y exclamaciones de los árabes locales, que pensaron que un dragón se escondía en el túnel.
Más tarde, Jacob habló sobre una extraña inscripción que encontró cerca del final del túnel. Cuando fue interpretada, describía el momento en que los dos equipos de israelitas escarbaron en la roca y se encontraron. La historia bíblica fue confirmada.
Jacob creció y llegó a ser un maestro cristiano de Jerusalén. Nunca se le oyó alardear de un nado solitario por el túnel, pero siempre podía enseñar con confianza que la Biblia es verdadera. Kim