«Ve en pos de la justicia y la misericordia, y hayarás vida, justicia y honra» (Proverbios 21: 21).
Miguel de Cervantes Saavedra nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares (Esparta). En 1566 la familia se trasladó a Madrid, donde Cervantes asistió al Estudio de la Villa. En 1569 huyó a Roma por haberle causado heridas a un hombre y se enroló como soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina. Participó en la batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571, como parte de la armada cristiana comandada por Juan de Austria.
El 26 de septiembre de 1575, cuando regresaba de Nápoles a España, una flotilla turca salió al encuentro de la galena en la que viajaba y lo tomó prisionero. Pasó cinco años en Argel encarcelado en condiciones muy duras. Intentó huir cuatro veces, pero todas fracasaron. Finalmente, un sacerdote consiguió dinero para pagar su rescate y quedó libre el 19 de septiembre de 1580.
De regreso a España paso situaciones económicas muy difíciles y fue a dar a la cárcel por deudas. En 1605 escribió El Quijote, la obra más importante de la literatura castellana. A través de sus personajes, Cervantes deja ver sus profundas convicciones sobre la libertad y la huella que las prisiones dejaron en su vida:
«Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos’, Marcela (Quijote 1, XIV).
«Porque no hay nada en la tierra, conforme mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida», El cautivo (Quijote 1, XXXIX).
«Porque jamás me desamparó la esperanza de tener libertad», El cautivo (Quijote I, XL).
«Pase a Italia y llegue a Alemania, y allí me pareció que se podía vivir con más libertad, porque sus habitadores no miran en muchas delicadezas: cada uno vive como quiere, porque en la mayor parte de ella se vive con libertad de conciencia», Ricote (Quijote II, LIV).
«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres», Don Quijote (Quijote II, LVIII).
Cervantes nunca cesó en su anhelo de ser libre y lo consiguió. Se sintió tan feliz saboreando la libertad que escribió una monumental obra que sigue transformando vidas.
¿Lo estás pasando mal hoy? Recuerda que no será para siempre. Es posible que esta experiencia sea el fundamento del legado que vas a dejarle a este mundo.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2020 «Una Nueva Versión de Ti» Por: Alejandro Medina Villarreal Colaboradores: Israel Esparza & Ulice Rodriguez