Terribles conmociones vendrán sobre la tierra, y los palacios señoriales levantados a gran costo se convertirán ciertamente en montones de ruinas.—Manuscript Releases 3:312 (1891). Cuando la mano restrictiva de Dios se retire, el destructor comenzará su trabajo. Entonces ocurrirán en nuestras ciudades las mayores calamidades.—Manuscript Releases 3:314 (1897).
El Señor dirige advertencias a los habitantes de la tierra, como en el incendio de Chicago y en los incendios de Melbourne, Londres y la ciudad de Nueva York.—Manuscrito 127, 1897. El fin está cerca y cada ciudad va a ser trastornada de diferentes maneras. Habrá confusión en cada ciudad. Todo lo que puede ser sacudido lo será, y no sabemos qué pasará luego. Los juicios serán de acuerdo con la maldad de la gente y la luz de verdad que han tenido.—Manuscript Releases 1:248 (1902). ¡Ojalá que el pueblo de Dios tuviera una noción de la destrucción inminente de millares de ciudades, ahora casi [totalmente] entregadas a la idolatría!—El Evangelismo, 26 (1903). Falta poco para que las grandes ciudades sean barridas, de manera que todos deben ser amonestados acerca de la inminencia de estas calamidades.—El Evangelismo, 26 (1910).