Todos los que están de parte del Señor han de confesar a Cristo. “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová”. La fe del verdadero creyente se manifestará por la pureza y santidad del carácter. La fe obra por amor y purifica el alma, y con la fe habrá la correspondiente obediencia, una ejecución fiel de las palabras de Cristo. El cristianismo es siempre intensamente práctico, y se adapta a todas las circunstancias de la vida real.“Vosotros sois mis testigos”. ¿Antequién? Ante el mundo, pues habéis de llevar con vosotros una influencia santa. Cristo ha de habitar en vuestra alma, y debéis hablar de él y manifestar los encantos de su carácter.