“’Señor, yo nunca me he distinguido por mi facilidad de palabra —objetó Moisés—. Y esto no es algo que haya comenzado ayer ni anteayer, ni hoy que te diriges a este servidor tuyo. Francamente, me cuesta mucho trabajo hablar’. ‘¿Y quién le puso la boca al hombre? —le respondió el Señor—. ¿Acaso no soy yo, el Señor, quien lo hace sordo o mudo, quien le da la vista o se la quita?
Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo que debas decir'» (Éxo. 4:10-12).
El jugador de béisbol Yogi Berra le estaba explicando a su amigo Joe Garagiola cómo ir hasta su casa, a la que se podía llegar por dos caminos distintos. «Cuando llegues a una bifurcación en el camino», le dijo, «tómala». Es difícil decir qué contribuyó más a hacer famoso a Yogi Berra. ¿Es porque se lo recuerda como el mejor receptor de béisbol de la historia, habiendo ganado diez campeonatos de la Serie Mundial y siendo seleccionado para partidos
Atl-Star dieciocho veces? ¿O es más recordado por las declaraciones que hacía, que parecían accidentalmente graciosas y ciertas al mismo tiempo?
Una vez dijo: «Tienes que tener mucho cuidado si no sabes a dónde te diriges, porque puede ser que no llegues allí». También dijo: «No voy a comprarles una enciclopedia a mis hijos. Que caminen a la escuela como hice yo».
Sus dichos llegaron a ser conocidos como Yogi-ismos. Algunos Yogi-ismos surgían cuando confundía palabras. Hablando sobre otro jugador de béisbol, observó: «Él golpea con ambos lados del plato. Es anfibio».
Otros Yogi-ismos incluyen:
«Puedes observar mucho al mirar».
«Ya nadie va a ese lugar; está demasiado concurrido».
«No se termina hasta que se termina»
«Ve siempre a los funerales de los demás; de lo contrario, no irán al tuyo»
«Un peso ya no vale un centavo».
Un día pidió una pizza, y el mozo le preguntó si la quería cortada en cuatro pedazos o en ocho. «Mejor en cuatro», respondió Yogi. «No creo que pueda comerme ocho».
Cuando los periodistas te preguntaban por sus Yogi-ismos, él decía: «Nunca dije la mayoría de las cosas que dije»
A veces, quizá digas algo que suene tonto o incluso torpe. No te sientas mal. Solo recuerda a Yogi Berra y ríe con todos los demás. Kim