«Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con aceite de alegría, más que a tus compañeros. […] Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; todos ellos se envejecerán como un vestido. Como a manto los enrollarás, y serán cambiados como vestido. Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán. ¿Y a cuál de sus ángeles ha dicho jamás: «Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?»». Hebreos 1: 9-13, RVA 15
SOMOS SIERVOS DEL SEÑOR, y a cada uno de nosotros nos ha confiado talentos, tanto naturales como espirituales. Como hijos de Dios, hemos de acrecentar constantemente nuestra idoneidad para las mansiones celestiales que Cristo dijo a sus discípulos que iba a preparar para ellos (Juan 14: 2). El que echa mano de la justicia de Cristo puede llegar a ser perfecto en Cristo Jesús. Esforzándonos con seriedad y nobleza, tratando de seguir el ejemplo de Jesús, creceremos a su semejanza, logrando un refinamiento cada vez mayor.— Testimonios para los ministros, cap. 5, p. 146.
El cristiano, ante el mundo, ha de representar en el estilo de gestión del Señor Jesús en todos los asuntos materiales. En toda actividad comercial o profesional ha de dejar manifiesto que Dios es su patrón. Ha de quedar escrito «Consagrado al Señor» (Éxo. 28: 36, NVI) en los libros de contabilidad, en los contratos y en las facturas y recibos. Los que profesan seguir a Cristo y actúan de modo injusto dan un testimonio falso contra el carácter de un Dios santo, justo y misericordioso.— El Deseado de todas las gentes, cap. 61, p. 522, adaptado.
Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. El Señor colocará ese manto, esa vestidura de su propia justicia sobre cada creyente arrepentido.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 24, p. 257.
Si tan solo mantenemos los ojos fijos en el Salvador y confiamos en su poder, seremos llenados de una sensación de seguridad, pues la justicia de Cristo llegará a ser nuestra justicia.— Mensajes para los jóvenes, secc. 3, p. 74.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «FAMILIARIZÁNDONOS CON LA MISERICORDIA DE DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez