«Yo nunca insistí en que me presentarás ofrendas ni en que me dieras riquezas ni en que me agradaras con sacrificios de animales. En cambio tú, me tienes harto con tus pecados y maldades. Pero yo, que soy tu Dios, borraré todos tus pecados y no me acordaré más de todas tus rebeldías. Si tienes algo contra mí, ven a discutir conmigo. Preséntame tus razones, a ver si eres inocente». Isaías 43: 22-26, TLA
JESÚS DIJO: «EL VENCEDOR será vestido de vestiduras blancas, y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles» (Apoc. 3: 5). […] Todo el más profundo interés de ningún ser humano manifestado por los fallos de los tribunales terrenales representa, sino débilmente, el interés manifestado en los atrios celestiales cuando los nombres inscritos en el libro de la vida desfilen ante el Juez de toda la tierra. […]
Los pecados que no hayan inspirado arrepentimiento y que no hayan sido abandonados, no serán perdonados ni borrados de los libros de memoria, sino que permanecerán como testimonio contra el pecador en el día de Dios. Puede el pecador haber cometido sus malas acciones a la luz del día o en la oscuridad de la noche, pero eran conocidas y manifiestas para Aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Siempre ha habido ángeles de Dios que son testigos de cada pecado, y lo registran en los libros infalibles. El pecado puede ser ocultado, negado, encubierto para un padre, una madre, una esposa, o para los hijos y los amigos; nadie, fuera de los mismos culpables tendrá tal vez la más mínima sospecha del mal; pero no deja por eso de quedar al descubierto ante los seres celestiales.
La oscuridad de la noche más sombría, el misterio de todas las artes engañosas, no alcanzan a ocultar ni un solo pensamiento para el conocimiento del Eterno. Dios lleva un registro exacto de todo acto injusto e ilícito. No se deja engañar por una apariencia de piedad. No se equivoca en su apreciación del carácter.
Todos podemos ser engañados por entes de corazón corrompido, pero Dios penetra todos los disfraces y lee la vida interior. ¡Qué pensamiento tan solemne!— El conflicto de los siglos, cap. 29, pp. 475-477.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «FAMILIARIZÁNDONOS CON LA MISERICORDIA DE DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez