«Ten piedad de mi, Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. ¡Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado!, porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado; he hecho lo malo delante de tus ojos, para que seas reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio. En maldad he sido formado y en pecado me concibió mi madre». Salmo 51: 1-5
ES NECESARIO QUE QUIENES profesan creer la verdad se conviertan profundamente para que puedan seguir a Jesús y obedecer la voluntad de Dios. No se trata de una sumisión que, como la de los aterrorizados israelitas cuando se les reveló el poder del Infinito, sino un profundo arrepentimiento de corazón y una renuncia al pecado.
Quienes se han convertido a medias son como un árbol cuyas ramas se mecen sobre la verdad; pero cuyas raíces, firmemente enclavadas en la tierra, se hunden en cenagoso terreno mundanal. Jesús espera en vano que sus ramas den fruto y que no haya nada más que hojas.— Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 156.
La razón, debido a la cual, la juventud, e incluso los que han alcanzado una edad madura, caen tan fácilmente en la tentación y el pecado, es que no estudian la Palabra de Dios ni meditan en ella como debieran. La falta de una fuerza de voluntad firme y decidida, que se manifieste en la vida y el carácter, es el resultado de su descuido de las sagradas instrucciones de la Palabra de Dios.— Ibíd. , t. 8, p. 333.
Para recibir el apoyo de Cristo, tenemos que darnos cuenta de nuestra necesidad. Debemos tener un conocimiento realista de nosotros mismos. Cristo puede salvar solo a quien se reconoce como pecador. Únicamente al ver nuestra completa impotencia y al abandonar toda confianza en nosotros mismos podremos asirnos del poder divino. […]
Todas nuestras buenas obras dependen de un poder externo a nosotros; por lo tanto, es necesario que nuestro corazón busque de continuo a Dios, y que constante y fervientemente confesemos nuestros pecados y nos humillemos ante él. Nos rodean muchos peligros; y estaremos seguros únicamente si nos damos cuenta de nuestra debilidad y nos apoyamos con fe firme en nuestro poderoso Libertador.— lbíd. , p. 330.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «FAMILIARIZÁNDONOS CON LA MISERICORDIA DE DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez