Si el Señor desea que llevemos un mensaje a Nínive, no le agradará que vayamos a Jope o a Capernaum. Razones tiene para enviarnos al punto hacia donde han sido encaminados nuestros pies. Allí mismo puede estar alguien que necesite la ayuda que podemos darle. El que mandó a Felipe al eunuco etíope; que envió a Pedro al centurión romano; y la pequeña israelita en auxilio de Naamán, el capitán sirio, también envía hoy, como representantes suyos, a hombres, mujeres y jóvenes, para que vayan a los que necesitan ayuda y dirección divinas (El ministerio de curación, p. 375).
Fue enviado un mensajero celestial para mostrar a Felipe su obra para con el etíope… Los ángeles de Dios estaban tomando nota de este buscador de la luz… Hoy, como entonces, los ángeles están dirigiendo y guiando a los que desean ser guiados y dirigidos. El ángel enviado a Felipe podría haber hecho él la obra por el etíope, pero no era esta la manera de trabajar de Dios. Como instrumentos de Dios los hombres deben trabajar por los otros. Ángeles celestiales están velando sobre los que buscan luz y cooperan con los que tratan de ganar almas para Cristo. Esto se echa de ver por el incidente de Felipe y el etíope.
Cuando Dios le dio a Felipe su tarea… aprendió que cada alma es preciosa delante de Dios, y que los ángeles dirigen a los agentes humanos para llevar la luz aquellos que la necesitan. Los ángeles no han sido encargados de la tarea de predicar el evangelio; pero mediante su ministerio, Dios envía luz a su pueblo; y es a través de su pueblo que la luz ha de llegar al mundo. (In Heavenly Places, p. 103; parcialmente En los lugares celestiales, p. 105)
En esta experiencia de Felipe y el etíope está presentada la obra a la cual Dios llama a su pueblo. El etíope representa a cierta clase numerosa de personas que necesita misioneros como
Felipe, misioneros que oigan la voz de Dios y vayan adonde él los mande. Hay personas en el mundo que leen las Escrituras, pero que no pueden entender su significado. Se necesitan hombres y mujeres que tengan un conocimiento de Dios para explicarles la Palabra a estas almas (Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 66).
Aquel cuyo corazón está lleno con la gracia de Dios y con amor a sus prójimos que perecen, hallará la oportunidad, no importa dónde esté colocado, de hablar una palabra en sazón a los cansados. Los cristianos han de trabajar por su Maestro con humildad y mansedumbre, aferrándose a su integridad en medio del ruido y bullicio de la vida.
Debemos esforzarnos por entender las debilidades de los demás. Sabemos poco de las pruebas en los corazones de aquellos que han sido atados por las cadenas de la oscuridad y que carecen de resolución y poder moral (La maravillosa gracia de Dios, p. 127).
Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2020.
3er. trimestre 2020 “HACER AMIGOS PARA DIOS”
Lección 3: «VER A LAS PERSONAS A TRAVÉS DE LOS OJOS DE JESÚS»
Colaboradores: Rosalyn Angulo & Esther Jiménez