Lee Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, “Cómo enriquecer la personalidad”, pp. 261-300. La comprensión correcta de la enseñanza bíblica de los dones espirituales trae unidad a la iglesia. El reconocimiento de que cada uno de nosotros es valioso y un miembro necesario del cuerpo de Cristo es un pensamiento unificador. Cada miembro de la iglesia es necesario para el cumplimiento de la misión de Cristo. Cada miembro está dotado para el servicio. “A cada cual se le da una obra que hacer por el Maestro. A cada uno de sus siervos les confía dones y talentos especiales. ‘A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad’ (Mat. 25:15). Cada siervo tiene un cometido por el cual es responsable; y los diversos cometidos están en relación con las distintas capacidades. Al otorgar sus talentos, Dios no ha obrado con parcialidad. Ha repartido los talentos de acuerdo con las posibilidades conocidas de sus siervos, y espera los réditos correspondientes” (TI 2:254). Recuerda también que los dones del Espíritu se dan para la gloria de Dios y no para la nuestra. Dios los da para exaltar su nombre y hacer avanzar su causa.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Reflexiona más sobre el pensamiento de que cada uno de nosotros ha recibido dones de parte de Dios. ¿Qué implicaciones prácticas tiene esto para tu iglesia local? ¿Qué diferencia puede marcar este pensamiento en la participación de cada miembro en el servicio?
2. Comparte con los miembros de tu clase de la Escuela Sabática cómo los dones de otro miembro han sido de bendición para ti. Comparte con la clase cómo descubriste tus propios dones espirituales. ¿Cuáles crees que son tus dones y cómo los usas para bendecir a otros?
3. La lección de esta semana señaló que nuestros dones crecen a medida que los usamos. Mira hacia atrás, a tu propia vida. ¿Puedes pensar en los dones que Dios te ha dado y que han crecido a medida que los has usado para la gloria de su nombre? Al mismo tiempo, hazte nuevamente la pregunta, abordada primeramente al final del estudio del día jueves, sobre cuán fiel eres con lo que Dios te ha dado.