Así como los israelitas cuando andaban por el desierto alegraron su camino con la música del canto sagrado, Dios invita a sus hijos de hoy a alegrar por el mismo medio su vida de peregrinaje.
Pocos medios hay más eficaces para grabar sus palabras en la memoria, que el de repetirlas en el canto. Y un canto tal tiene poder maravilloso. Tiene poder para subyugar naturalezas rudas e incultas; para avivar el pensamiento y despertar simpatía; para promover la armonía de acción y desvanecer la melancolía y los presentimientos
que destruyen el valor y debilitan el esfuerzo. La Educación, 163 (1903). La música forma parte del culto tributado a Dios en los atrios celestiales, y en nuestros cánticos de alabanza debiéramos procurar aproximarnos tanto como sea posible a la armonía de los coros celestiales. El canto, como parte del servicio religioso, es tanto un acto de culto como lo es la oración.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 645 (1890).
El uso de instrumentos musicales no es de ninguna manera objetable. Estos se utilizaron en el servicio religioso en la antigüedad. Los adoradores alababan a Dios por medio del arpa y el címbalo, y la música debiera tener su lugar en nuestros cultos.—El Evangelismo, 365 (1898).
EVENTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS
CAPITULO:6 ”ESTILO DE VIDA Y ACTIVIDADES DEL REMANENTE»
Por: Elena G De White
Colaboradores: Neyler Carillo & Silvia Garcia