Oí la voz del Señor, que decía: «¿A quién voy a enviar? ¿Quién será nuestro mensajero?». Yo respondí: «Aquí estoy yo, envíame a mí” Isaías 6:8
-—Veamos la historia de Isaías, niños. ¿Qué les parece si imaginamos que el profeta nos la cuenta él mismo? —preguntó el padre.
—Sí —respondieron Susana y Mateo.
Hola, soy Isaías. Mi nombre significa «Jehová salva». Desde muy joven, Dios me llamó para que fuera su mensajero, aunque yo no estaba seguro de que podía realizar tan santo ministerio. Sin embargo, un día tuve una visión de Dios. ¡Qué privilegio! Al principio tuve mucho temor porque vi al Señor sentado en un trono y los querubines estaban cubriéndolo; repetían constantemente: «Santo, santo, santo es el Señor todopoderoso». Pensé que iba a morir por causa de mis pecados. Uno de los seres voló hacia mí y tocó mis labios con una brasa que había tomado del altar, y me dijo que mis pecados habían sido perdonados. Luego escuché la voz del Señor, preguntando quién quería aceptar ser su mensajero.
Con voz temblorosa, respondí que yo estaba dispuesto a ser su mensajero. A partir de ahí recibí varios mensajes de Dios que tuve que llevar a otras personas; tristemente no eran buenas noticias, pero era mi responsabilidad darlas. Eran un llamado al pueblo para que volvieran a Dios, pero se habían apartado tanto que no me quisieron escuchar.
Uno de los reyes al que me tocó darle mensajes fue Ezequías. Fue un buen rey. Yo le avisé de su muerte y, después, de su sanación. También le llamé la atención porque cuando fueron los caldeos a verlo, no le dio la gloria a Dios. Era difícil ser profeta. Te animo a que leas tu Biblia y creas que todas las profecías se cumplen.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2020.
“Descubre el Mejor Libro del Mundo”
Por: Noemí Gil Gálvez Colaboradores: Carlita Mariscal & Adriana Jiménez.