«Con lágrimas, rogó Jeremías a Sedequías que se salvase a sí mismo y a su pueblo. Con espíritu angustiado, le aseguró que a menos que escuchase el consejo de Dios, no escaparía con la vida, y todos sus bienes caerían en manos de los babilonios. Pero el rey se había encaminado erróneamente, y no quería retroceder. Decidió seguir el consejo de los falsos profetas y de los hombres a quienes despreciaba en realidad, y que ridiculizaban su debilidad al ceder con tanta facilidad a sus deseos. Sacrificó la noble libertad de su virilidad, y se transformó en abyecto esclavo de la opinión pública. Aunque no tenía el propósito fijo de hacer lo malo, carecía de resolución para declararse firmemente por lo recto. Aunque convencido del valor que tenía el consejo dado por Jeremías, no tenía energía moral para obedecer; y como consecuencia siguió avanzando en la mala dirección» (Profetas y reyes, p. 337).
APLÍCALA A TU VIDA
La cita de la sección Más luz de esta semana verdaderamente capta la esencia del problema de Sedequías y de todos los creyentes de todas las épocas. Fíjate en la frase: «Aunque no tenía el propósito fijo de hacer lo malo, carecía de resolución para declararse firmemente por lo recto». Considera brevemente el estudio de la palabra en la sección ¿Lo sabías?, y reflexiona sobre los momentos de la vida cuando tomaste una decisión en favor de Dios que resultó arriesgada. ¿Cómo te sentiste? Compara esa experiencia con tres instancias en las que decidiste no hacer nada.
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
3rd. trimestre 2020 “REGRESO AL FUTURO”
Lección 4: «DESUBICADO Y SITIADO»
Colaboradores: Gisela B. Barbosa & Antonio Orellana