Un día en el que Ricardo no tenía nada que hacer, le pidió una hoja de papel a su mamá para hacer un dibujo. Después, tomó unos lápices de colores y comenzó a pintarlo.
Pintó el cielo con el lápiz azul y el sol con el amarillo. Usó el marrón para el tronco del árbol y el verde para las hojas. Coloreó los frutos de rojo y para los pajaritos usó el amarillo. Luego lo observó y dijo: «¡Qué dibujo tan bonito! ¡Qué contento estoy!».
Ricardo descubrió que, cuantos más colores tenía el dibujo, más le gustaba. Se sorprendió mucho cuando se dio cuenta de que había utilizado todos los lápices de su caja. Le parecía que los colores estaban muy contentos por haber participado en aquel precioso paisaje, y que, si pudieran, ¡le regalarían una sonrisa!
¿Y yo?
Así como los lápices de colores, todas las personas tienen un trabajo que hacer en el lugar donde viven. Por ejemplo, construir las casas, sembrar la tierra, reparar los coches, cocinar la comida…
Tú también tienes tareas importantes que realizar: ayudar a mamá y a papá, ordenar tus juguetes, ser un buen amigo y colaborar para que todos se sientan Felices Y contentos.
Mi oración para hoy
Querido Jesús, ayúdame a ser Como un lápiz de color, para conseguir que a mi alrededor todo sea más bonito y alegre.
En la Biblia leemos:
«Y todos los hermanos se alegraron mucho con estas noticias» (Hechos 15: 3).