Los gemelos, Mario y María, no tenían familia, por eso estaban viviendo en un centro de acogida, mientras esperaban que alguien los adoptara. Entonces, decidieron orar, pidiéndole a Dios que los llevara a los dos juntos. No querían separarse. Confiaban en que Dios escucharía su oración. Después de un mes, ¡los dos fueron adoptados por la familia Martins! ¡Estaban muy felices!
¿Y yo?
Cuando tú oras, ¿confías en que Dios oye tu oración?
Mi oración para hoy
Señor, protege a todos los niños que no tienen padres.
En la Biblia leemos:
«Vivan alegres por la esperanza que tienen; soporten con valor los sufrimientos; no dejen nunca de orar» (Romanos 12: 12).