Jesús era un especialista en el trato con personas difíciles. Tanto por sus palabras como por sus acciones, demostraba aceptación. Escuchaba atentamente sus preocupaciones, formulaba preguntas y revelaba gradualmente las verdades divinas. Reconocía el anhelo íntimo de los corazones más endurecidos y veía potencial en los pecadores más viles. Para Jesús, nadie estaba fuera del alcance del evangelio. Jesús ciertamente creía que “nadie ha caído tan bajo, nadie es tan vil que no pueda hallar liberación en Cristo” (DTG 224). Jesús miraba a las personas a través de un conjunto de lentes diferentes del resto de nosotros. Veía en cada ser humano un reflejo de la gloria de la Creación original. Elevaba sus pensamientos para comprender la posibilidad de lo que podrían llegar a ser, y muchos se elevaron para cumplir las expectativas de Jesús para su vida.
Lee Mateo 4:18 y 19, Marcos 12:28 al 34 y Lucas 23:39 al 43. ¿Qué resulta similar en los llamamientos de Cristo a Pedro y a Juan, a un escriba interrogador sin nombre y el ladrón en la cruz? Estudia el abordaje de Cristo para cada uno de estos cuidadosamente. ¿Qué es lo que se destaca?______________________________________________________________________________________________________________________________________________
Dondequiera que Jesús iba, veía posibilidades espirituales; veía posibles candidatos para el Reino de Dios en las circunstancias más improbables. Llamamos a esta habilidad “ojos de crecimiento de iglesia”. Los ojos de crecimiento de iglesia son una sensibilidad cultivada para ver a las personas como Jesús las veía, como candidatos para el Reino de Dios. Esto también implica “oídos de crecimiento de iglesia”, que tiene que ver con escuchar las necesidades no expresadas de quienes nos rodean. Tiene que ver con escuchar el anhelo de sus corazones por algo que no tienen, incluso si no lo han expresado abiertamente. Pídele al Señor que te haga sensible al ministerio del Espíritu Santo en la vida de los demás. Ora para que Dios te dé el segundo toque y te abra los ojos a las oportunidades espirituales que te ofrece cada día para compartir tu fe con los demás. Pídele a Dios un ojo que vea, un corazón sensible que escuche, y una voluntad de compartir al Cristo que conoces y amas con los demás, y estarás en camino a un viaje emocionante de toda la vida. La vida tendrá un significado completamente nuevo. Tendrás una sensación de satisfacción y alegría que nunca antes habías experimentado. Solo aquellos que trabajan en favor de las almas pueden conocer la satisfacción que puede traer.
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2020. 3er. trimestre 2020 “HACER AMIGOS PARA DIOS” Lección 3 «VER A LAS PERSONAS A TRAVÉS DE LOS OJOS DE JESÚS« Colaboradores: Eunice Castañón & Guadalupe Cortez