«Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón» (Sal. 32:11, RV60).
A lo largo de la Biblia, se habla de distintos estilos de alabanza a Dios, como por ejemplo los siguientes. Hallal, es la palabra usada con frecuencia en el Antiguo Testamento para referirse a la alabanza en el sentido de celebración solemne. Hallal es esa reverente celebración continua y diaria de los hijos de Dios. Diferente a este estilo de alabanza es shabach, que significa clamar en voz alta. La alabanza shabach es como un grito de triunfo que se goza en la victoria, porque la dicha es muy grande.
Yadah es la alabanza que se expresa con palabras, poemas y salmos. Towdah significa «extender las manos en adoración de gratitud» y es un tipo de alabanza más física, más visible en los gestos exteriores. Zamar, por su parte, implica tocar instrumentos y cantar alabanzas con acompañamiento musical.
Como ves, querida amiga, un corazón agradecido no tiene límites para expresarle alabanza a Dios. Cuando la alabanza no fluye, es porque existen obstáculos en la vida del cristiano. Obstáculos como estos cinco:
El primer y gran obstáculo para alabar a Dios es el pecado. Todo pecado no confesado inhibe nuestra relación con el Señor: «Si en mi corazón yo hubiera mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado» (Sal. 66:18, RV60).
En segundo término, encontramos la autocondenación, ese sentimiento de indignidad derivado de no aceptar el perdón divino. Si ese es tu caso, debes pasar más tiempo con Jesús, hasta que te convenzas de su poder para perdonar completamente.
Otro gran obstáculo es la mundanalidad, todo aquello que enfría nuestro afecto por Jesucristo: esas pasiones por las cosas de este mundo.
Un cuarto obstáculo es la distorsión del concepto de Dios. Para muchas personas, Dios es sinónimo de juicio y castigo, y eso impide que lo adoren de verdad. Pero Dios no es así, sino todo lo contrario: puro amor.
Las tradiciones. Creer que el único estilo de adoración válido es el que nos han transmitido nuestros padres o el que hemos visto en la iglesia donde hemos crecido.
Que hoy y cada día, tu alabanza contenga hallal, yadah, towdah, zamar y hasta un shabach.