Los jóvenes de ambos sexos pueden obtener una educación terrenal superior, y sin embargo ignorar los principios excelentes que harían de ellos súbditos del reino de Dios. El saber humano no puede calificar a nadie para el reino celestial. Los súbditos del reino de Cristo no se constituyen tales por medio de formas y ceremonias, o por el largo estudio de los libros. “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.